Todos sabemos que el enojo no es buen consejero, pero ¿quién no ha pasado por lo menos por un mal día en que nada parece estar bien?. El enojo, la rabia, la ira, en definitiva, el malhumor que en ocasiones se apodera de nosotros, desencadena en el organismo, señales de alarma, propias de las situaciones de estrés, con todos los efectos nocivos que éste provoca en nuestro cuerpo.A la inversa la alegría y la risa, estimulan la generación de endorfinas, las hormonas de la felicidad, productoras de una sensación de bienestar general, con efectos muy beneficiosos para la salud. Tanto es así, que la risoterapia o terapia de la risa es empleada en la actualidad, para el tratamiento y alivio de muchas enfermedades, tanto del cuerpo como de la mente.Si eres de los que siempre está malhumorado o enojado, al punto de que ya lo asumes como parte de tu personalidad, no te resignes, como ha dicho Rene Descartes, "La ilusión de alegría es frecuentemente más valiosa que la tristeza genuina." Epicurus creía que "El placer es el principio y el fin de vivir alegremente."